El acoso escolar no es un incidente aislado, una “pelea de niños”, sino una situación continua en el tiempo en la que un niño es agredido por otro niño o por un grupo de niños mediante insultos, amenazas, chantajes, exclusión social, o incluso violencia física sobre él o sus cosas.

Cuando se produce a través de internet se denomina ciberbullying (comentarios, videos, fotos … en redes sociales, sms, mensajes de whatsapp …). Puede aumentar exponencialmente el daño que sufre el niño, ya que a través de la red, el acoso no tiene horario ni límite espacial y porque el contenido humillante llega a un número de personas mucho mayor que en el acoso físico.

Por otra parte, proporciona una falsa sensación de impunidad y anonimato a los agresores y convierte más fácilmente en cómplices a los testigos, cuando comparten o aplauden el comportamiento a través de la red, que pueden no ser plenamente conscientes del daño que causan.

Padres y profesores deben estar alerta ante los posibles cambios de comportamiento que pueda sufrir un menor, pues es el principal indicador de que algo está ocurriendo. Disponer de canales a través de los que el menor pueda encontrar la forma de contarlo también ayudará a que busque ayuda.

Formar y concienciar a los niños en un uso responsable de la red y sobre las consecuencias de este tipo de comportamiento será básico para combatirlo.

Ahora más que nunca es fundamental ofrecer a los menores un papel activo en la prevención de estas situaciones, tanto si se produce en el mundo online y offline para que puedan detectar en ellos mismos o en terceros situaciones de acoso y ponerlo en conocimiento de un adulto de confianza.

Se trata de un problema real y creciente que debemos saber detectar y frenar lo antes posible. Detenerlo a tiempo es fundamental pues la línea de actuación de los agresores en estos casos suele ser progresiva.

Cuando tu hijo te cuente la situación por la que está pasando se deben recopilar todas las posibles pruebas de los insultos, amenazas o vejaciones que se han realizado a través de Facebook, Whatsapp, etcétera.

Si se trata de un compañero de clase o de colegio, se debe comunicar la situación al tutor o director del colegio o instituto, para que te expliquen cómo suelen actuar ante estos casos y proteger así al menor, pues es posible que además de en la red, se produzca situaciones de acoso también en el propio centro.

Si las vías de diálogo fueran infructuosas, es necesario acudir a la Policía y poner la denuncia ante la Policía o Guardia Civil. Recordemos que si el menor es mayor de 14 años puede tener responsabilidades penales por sus actos.